ENTREVISTA
*Por María Susana Azzi
Hippopotamus, Buenos Aires, 3 de agosto de 1992, 24 hs.
«Yo empecé a bailar a los doce años en unos Carnavales en Avellaneda. Mi nombre real es Monteleone, "Pepito Avellaneda" es un seudónimo. Soy descendiente de italiano y español. Iba a bailar en el Salón Duca, en el año 40, 45, 46. Empecé a bailar, me tiré a bailar. En el 45 di la primera exhibición: fue en el Teatro Roma de Avellaneda.
Yo tenía quince años. Bailé con la hija de Royuelo, un kinesiólogo de Independiente. Inclusive nos vemos, ella se casó, tiene hijos. Soy muy amigo del marido, muy amigo. Ellos van a bailar a 'Tanguería del 40', en Lanús. Qué lindo ¿no? porque es un recuerdo de años, años.
«El baile para mí es todo, yo me alimento. Yo bailo y me alimento. Yo tenía muchos contratos, por ejemplo en las provincias: Salta, Córdoba, Tucumán. Y yo, aunque no me dieran nada, yo bailaba porque lo sentía. O sea que hacía lo que a mí me gustaba y me pagaban encima. Eso es hermoso. O sea que yo me alimento con el tango, me gusta dar clase. Me paso todo el día dando clase. En Europa me quieren mucho. Tal es así que recibo cartas, recibo invitaciones, es muy lindo.
«Yo soy pizzero. El oficio mío es pizzero. Pero, teníamos pizzería con papá, o sea que yo, me daba por la milonga. No, no, no...quería trabajar así. Sólo con el baile. ¿Cuando me iba a dormir? Yo en los Carnavales, pedían en los clubes pizza, yo llevaba pizza, me quedaba a bailar, al otro día ya, volvía a las seis de la mañana y ya empezaba a hacer pizza otra vez para el otro día. En la época de los Carnavales. O sea que no dormía. A veces papá me decía: 'Andá a tirarte un rato que yo después te despierto'. Un viejo que fue un amigo, hermano, todo... yo me quedé sin vieja a los cinco años. O sea que él era todo para mí. Y lo perdí hace tres años. Claro, yo, soy de Avellaneda. Y los muchachos, yo tenía el nombre de 'Los Porteñitos', yo bailaba con el nombre de 'Los Porteñitos'. Me decían '¿cómo, defendés la capital, si vos sos de la provincia?'. Entonces le digo al representante y me pone 'Pepito de Avellaneda'. 'Vas a Mataderos, a Flores, Pepito de Avellaneda, queda bien'. 'No, Pepito Avellaneda'. Puede ser un apellido. Y ahí quedó hace muchos años. Creo que la asenté en el 57 ó 58. Todavía tengo recortes de eso. Me gustaría mostrarte. Yo trabajaba mucho en los números vivos. Cuando existía el número vivo, yo iba y bailaba en los cines, entre películas, había número vivo. Y tengo programas del 55, del 56. Es increíble. La revista 'Ahora', del 57. Estaba buscando en revistas viejas, y empiezo a hojear una y estaba yo ahí. Es increíble. Hace muchos años que ando con el tango, con la enseñanza.
Pepito con Suzuki su compañera (1996)
«Y aprendí solo. Fue salir, hacer un paso, otro paso. Y ya me tiré. Después, estaban las prácticas en los clubes, entre hombres. O sea, yo te llevaba a vos, vos me llevabas a mí: o sea, se aprendía a guiar una mujer. Eso para bailar el domingo, el sábado. Practicábamos para crear algunos pasos. No había mujeres en las prácticas. Era sólo entre hombres. Lo practicábamos para bailar con la novia, con la mujer. Es más fácil bailar con una mujer. Hay hombres que bailan como mujer. Muy bien. Y había alguno que hacía de mujer para saber qué hacía la mujer. Si sabés llevar a un hombre es más fácil llevar a una mujer. La mujer aprende mucho más rápido que el hombre. Porque el hombre tiene que saber guiar un determinado paso, pensar en el paso, cómo guiarla. Y eso es difícil. Ahora si hacen una coreografía, ya no es lo mismo. Ya es una cosa de utilería. Pero el milonguero tiene que saber llevar.
Y hay muchos que bailan llevando. Hay otros que bailan por computadora. O sea, una coreografía, y chau. Pero van a un salón y no saben bailar. Eso pasa con muchos bailarines. Profesionales. Que ahora yo los veo mucho en las milongas para ambientarse, cómo es la milonga y cómo se debe guiar a la mujer en determinado paso.
«Me gusta tanto el tango como la milonga. La milonga soy creador de todos los pasos que hago. En el tango también, creador de las figuras que hago también, son mías. O sea que soy creador. Aparte que me gusta, invento pasos, me salen. A Diego y Natalia le enseñé una milonga antigua, milonga del 20, con guitarra, y parece que llevan la guitarra en los pies. Ahora vos me decís '¿me formás una coreografía?'. No lo sé. Porque me inspiré y lo saqué, y no sé si podría hacerlo de nuevo.
«Afuera, ellos escriben los pasos, lo anotan a su forma. Una figura, no sé cómo anotan, pero la anotan. Otros con jerolíficos. Pasos, giros, crucigrama hacen. Pero ellos se entienden. Y otros escriben cómo comienza, cómo es el principio y cómo es el final. De cada figura.
«Para bailar tango orillero, así, D´Arienzo. Por el ritmo. Pero también me gusta deslizarme con Di Sarli. Pugliese. Son diferentes músicas. Bailar lento es muy difícil. Porque tenés que darle el motivo, las cadencias, las pausas. No bailar todo continuo, continuo que no es, mirás, mirás, pero no ves nada. O sea que no se transmite. En cambio cuando vos das una cadencia, suave, es poético el tango. Es poético.
«Con el baile quiero llegar a todos lados. Ya te digo, salgo de acá, de trabajar, y me voy al baile. El viernes me fui con una pareja de americanos, nos fuimos a Akarense. Ayer estuve en La Galería con unos alumnos que son de Barcelona. A ellos les gusta ver cómo baila el pueblo. Los negocios son, cuando al turista lo llevan a Casablanca, El Viejo Almacén, Michelangelo. Pero ellos van, ven y no ven nada. Porque ven una cosa que no es el verdadero tango. El verdadero tango lo ves en los salones. Como lo siente el pueblo. Y yo a todos los que vienen los llevo ahí.
«Es increíble. En todos los lugares del mundo. En París. Ahora tengo que ir en Francia, también a bailar tango y enseñar. Yo a veces me río, porque toda la vida estuve peleando yo por el tango. Y recién a los 56 años empecé a ir a Europa. Es increíble. Estuve en Canadá, seis meses con Copes. Haciendo espectáculos y enseñando. Son fríos. Porque es la parte inglesa. Es Toronto. Pero, se adaptaron al tango nuestro. O sea que si es en Canadá pero del otro lado, que es más bien para Francia, ahí gusta muchísimo el tango. Ahí ya tienen lugares para bailar. Tienen lugares para enseñar. Montréal. Ahí, venían de allá profesores, Lili Palmer, que fue la mujer de Thompson. Lili Palmer venía a estudiar conmigo en Toronto. Es increíble. Les encanta el tango, les encanta, por eso te digo que es mundial. Ahora me hicieron una propuesta para ir a Rusia. Yo jamás conocí Rusia. Y viene a ser para diciembre o para enero. Inclusive me mandaron a hacer un video. Y quieren llevarme porque quieren un milonguero. No sé a dónde voy. Tendrían que decirme. Me dijeron Rusia. Hoy casualmente hice un video, porque me lo pidió Casablanca, Claudia y Paola. Entonces ellos van y necesitan un milonguero. Entonces me dijeron a mí. Ya a Copes ya le dije. Le dije de París. Le dije de Bruselas, pero como esto es sólo hablar, lo otro ya es seguro porque me mandaron el billete.