OSCAR CATANIA


Con Coca & Osvaldo





en la Provincia de Misiones



En la cumbre Mundial del Tango Bariloche 2009


Misiones 2010


Premio "Elegancia Tanguera"
Posadas Misiones 2010



PEQUEÑA BIOGRAFIA



* Nace el 13 de Noviembre de 1932.
* Desarrolla su niñez, adolescencia y primera juventud hasta los 36 años de edad (1968) en la Capital Federal, barrio San José de Flores.
* Comienza su aprendizaje de la danza tanguera en clubes de barrio, los días jueves, como se acostumbraba antaño. Las prácticas eran exclusivamente entre hombres y a los novatos les hacían bailar la parte de la mujer. Pertenece a la gloriosa camada de los precursores de la actual coreografía que se baila en todo el mundo. Infaltables en todas las prácticas y milongas, eran los ilustres desconocidos (para el grueso del público) tales como Copes, Gavito, María Nieves, Zoto, los Dinzel y tantos otros.
* Durante un largo período se aleja de las milongas, cautivado por la excelente música de jazz que imperaba en esas décadas. Prolonga ese alejamiento los sucesivos períodos en que estuvo casado con parejas que no les interesaba el tango.
* Aproximadamente en el año 1998 reanuda su conexión con esta extraordinaria música clásica que es el Tango, pero mucho más intensamente que antes. Este "clic" se produjo en Londres, mientras asistía en un gran teatro el famos espectáculo "FOR EVER TANGO". A la salida se encuentra con viejos conocidos bailarines, que enan parte de ese elenco. Con ellos comparte agasajos y renueva su abandonada danza, ya para siempre.
* En el 2008 se radica en Posadas, provincia de Misiones, en época invernal, en donde inusitadamente encuentra una gran cantidad de buenos bailarines de tango, especialmente mujeres, bailandom y practican casi el triple de lo que habitualmente baila en El Bolsón.
* Aunque no se dedica a ello, da clases particulares o colectivas de tango a quien se lo solicite.
* Vive en El Bolsón.






REPORTAJE

Rescatando recuerdos.Reportaje a Oscar Catania (primera parte)
Por Héctor Ledo, en FM Alas, septiembre de 1999, en el programa Fainá, una porción de Buenos Aires.
Publicado en la revista “Tango y Cultura Popular”, en dos partes, en los números 64 y 65 del año 2005.

H.L: En esta "porción de Buenos Aires" contamos historias que tienen que ver con el tango, con cierto aire urbano. Aquí estamos para recordar; por eso invitamos a gente que tiene historia para contar. Y como es una zona para recordar, se acerca Oscar Catania. ¡Buenas noches!

O:C: Buenas noches, "cumpa"H.L.: y usted es un hombre que tiene historias interesantes para contar.

O.C.: Sí, sí... así es. Soy porteño nacido en el barrio de Flores...

H.L.: ¡San José de Flores!

O.C.: Así es. Viví más o menos 30 años en ese ambiente de suburbio y tango. Siento gran satisfacción porque pertenezco a la generación que ha creado una coreografía que se mira y admira en todo el planeta: el Tango Argentino.

H.L.: ¿Cómo empezó?O.C.: Esto fue por la década del 50. Yo era un pibe de barrio, clase media baja, y me gustaba bailar como a todos los jóvenes. En esa época se acostumbraba ir a los clubes de barrio; era un ritual. Creo que ahora ya no existen, o existen en una manera distinta o menor.

H.L.: Sí, mi viejo también era de ir al club y me contaba la esencia, la vigencia de esos clubes. Él iba a bailar a Ramos Mejía, a "Bomberitos..."

O.C.: Claro... en mi barrio teníamos el Club "9 de Julio". Los jueves se hacía la práctica del tango. Tenía una característica extraña: no había mujeres.

H.L.: (riendo) ¿no había mujeres?

O.C.: ¡Ni las queríamos! ¡qué fantástico!, y este detalle es una clave para comprender porqué nacieron tan buenos bailarines de tango, que son, hasta el día de hoy, los maestros... todos los grandes maestros de esta danza son de mi generación.

H.L.: ¿No había mujeres porque estaba mal visto que las mujeres vayan a los bailes?


O.C.: No. En nuestro caso no era por eso, simplemente porque para practicar era mejor que nos arreglemos entre nosotros. Con las mujeres siempre pasan "cosas", de una manera o de otra, para bien o para mal (risas)

H.L.: Sí... vamos a practicar y terminamos en otra cosa, ¿no?

O.C.: (riendo) la cosa se empieza a desvirtuar. Así que no era nada "en contra" de la mujer...H.L.: Era entrenamiento de baile; no nos metamos en complicaciones

O.C.: Sí, no mezclemos las cosas... Por otra parte, no eran imprescindibles pues los que creábamos los pasos éramos nosotros. Me incluyo porque fui parte de ese proceso, pero no creé ninguno. A duras penas colaboraba en practicarlos y aprenderlos. Luego, a su vez, las mujeres también los aprendían a través nuestro.

H.L.: Si, el varón lleva a la mujer en el tango; es una manera de ser del tango.

O.C.: De modo que la mujer no tenía mucho que hacer. El tango que se bailaba en esa época era el llamado "Tango de Salón", sin cortes ni quebradas. Y ése era precisamente el que no bailábamos, aunque sobre esa base se creaba la nueva coreografía.Cabe aclarar una confusión que aún persiste: en la actualidad podemos apreciar dos grandes divisiones (aunque cada cual, a su vez, tiene subdivisiones, que son las que se aplican en los grandes certámenes, por ejemplo). Una es el modo de bailar que predomina en todas las milongas de Buenos Aires y por ende en todas las milongas del mundo, a través de los profesores argentinos de tango. Y la otra es la que se denomina tango de escenario, que también predomina en todos los escenarios de nuestro país y del mundo. El gran ejemplo serían Juan Carlos Copes y Nieves; Gavito; los Dinzel; Miguel Zotto y tantos otros. Pero estas grandes divisiones tienen un mismo origen: los clubes de barrio de la década del 50. Es esa misma coreografía, ese mismo concepto naciente que se fue desarrollando hasta el día de hoy.Había muchos jóvenes con mucho talento, que sentían el tango, eran tango. No porque tuviesen conocimientos de ballet. Era todo antiacadémico; no había nada de "tecnicismo". Ni siquiera las elementales técnicas de relajación que hoy se aplican, ni las diversas teorías de pose y equilibrio. Simplemente se aplicaban todas estas técnicas en forma empírica, sin mencionárselas siquiera. Puro sentimiento. Se inventaban los pasos (generalmente en la casa de cada cual) y en la práctica de los jueves se ponían a consideración. Entonces nosotros hacíamos la parte de mujer. ¿Quiénes? los novatos, los "pata dura", los que no sabíamos, hacíamos la parte de mujer.

H.L.: Vení, pibe, que vamos a practicar...

O.C.: Como dije, eso dió lugar a que se generen muy buenos bailarines. Primero aprendíamos la parte de la mujer y después la parte del hombre; así teníamos un panorama completo. Descubríamos por nosotros mismo el secreto del bien bailar de la mujer, que consiste en dejarse llevar en forma relajada y ausente de pensamientos (en lo que a la parte técnica se refiere) por su eventual compañero de danza. Pero esto ya dejaba de ser una teoría pues nosotros, que efectivamente éramos novatos y no sabíamos bailar bien la parte del hombre, sí hacíamos bien la parte de mujer. Terminábamos bailando como mujer magníficamente sin tener la menor idea de lo que hacíamos. Lo sabíamos prácticamente. No todos, por supuesto, como aún en la actualidad tampoco no todas las mujeres lo logran, aunque es de una sencillez extrema. Simplemente ése es el secreto.En la actualidad el profesor que enseña tango no sabe hacer la parte de mujer. ¡Qué diferencia! generalmente llaman a una chica para hacer esa parte. No lo digo en un sentido crítico, ni despectivo. Sólo que me quedé absorto, pues ¿cómo el profesor de tango, que poco menos se lo idolatra, no sabe hacer la parte de mujer?




Milonga ByPass - Bariloche-


H.L.: Será porque se perdió esa costumbre de bailar entre hombres. Se verá mal eso de bailar entre hombres... ¿no?

O.C: ¡Así es!, se perdió totalmente. Cuando yo retomo el tango y voy a las prácticas actuales, inocentemente agarraba a un eventual compañero para practicar entre nosotros, como en mi época y para mi sorpresa invariablemente siento una reacción de rechazo, como temiendo un contacto sexual, no sé... eso antes no sucedía. No se nos ocurría esa posibilidad. Y si alguno tenía esa tendencia, se la cuidaba o controlaba pues nunca afloraba. Es como siempre fue en la relación hombre/mujer. Si alguien tuviese alguna otra tendencia que no sea la que debe ser en esos momentos, es decir, disfrutar cabal y muy respetuosamente de la danza, íntimamente dejará esa otra tendencia de lado. Y en esos momento más que nunca. Salvo honrosas y justificadas excepciones, claro. Aunque nunca falta algún torpe, pero eso es otro tema.Curiosamente hubo un gran bache de 30 años en mi vida, en que me desconecté del tango. Entonces, no supe qué pasó en ese interín. En un principio fui absorbido casi totalmente por el jazz, así como en la actualidad muchos jóvenes lo son por el rock. Pero en nuestro caso ¡no era para menos! Eran unos monstruos estos genios del jazz. Debo confesar que no me arrepiento pues tuvimos una formación musical formidable. Nuestra música "popular" era creada e interpretada por Maestros tales como Benny Goodman, Glenn Miller, Harry James, Gene Krupa; Tommy Dorsey, Louis Armstrong; Xavier Cugat. Cantantes como Doris Day, Al Jolson, Esther Williams. Bailarines como Fred Astaire, Ginger Rogers, Gene Kelly. Espectáculos como las Follies de Zigfield, e innumerables músicos, bailarines y cantantes más, de una calidad verdaderamente excepcional. Orquestas Populares de 10 ó 15 músicos en donde había saxofones, trombones, clarinetes, piano de cola, batería, contrabajos, percusiones varias con partituras, etc. Con iluminaciones, vestuarios y escenografías de una belleza poco común. Músicos que tocaban en orquestas sinfónicas. ¡Increíble! Repito, ésa era nuestra música popular. Nada de trivialidades o vulgaridades; era música de verdad. No mero "ruido" con mecánico compás. Impensadamente, también, me sirvió para acumular un considerable vocabulario inglés, ya que nos aprendíamos innumerables letras de memoria. Luego, para rematarla, a mis esposas no les interesaba ni bailaban el tango.

H.L.: (riendo) ¡cuántas! ¿cuántas eran?

O.C.: (riendo también). Pero una por vez, eh.… y así fue como, a mi regreso al mundo del tango, me encuentro con que el hombre perdió esa magnífica costumbre de hacer la parte de mujer. No sabe.Te digo que conocí a los más grandes, como Copes y otros que te mencioné antes, porque era inevitable encontrarnos en las milongas, obviamente mezclados entre los concurrentes, pues aún no había trascendido tanto su fama...

H.L.: No llegó a bailar con Copes...

O.C.: Yo no, no... Lo ví muchas veces, cruzamos algunas palabras pero nunca tuve amistad con él. Lo admiraba pero no era de la barra mía...

H.L: Usted conoció a otros grandes que tienen que ver con el tango. Poetas, músicos...

O.C.: Sí... Julián Rosario Centeya, Juan José Ramos...

H.L.: Acá tenemos la carátula de un disco con Julián Centeya y Juan José Ramos: La Suite Porteña. ¿Y dónde los conoció a ellos dos? Aquí el título del poema dice Libertad 543. ¿Qué lugar era 543?. Vamos a escuchar a Julián Centeya y contamos la anécdota:Julián Centeya: (Tango en solo de bandoneón de fondo)Libertad 543La demorada luna en el tejado fantasmagóricoy un gato aritmético maúlla un telegráfico deseo.Numeradas bohardillas de Libertad al 500,frente a la bostezada plaza la casona,encofra recuerdos de voces e imágenes que las poblaron.En el tercer piso Alfonsina que olvidó un poemaen la hornacina, un invierno de Burger.Y en lo alto, aquel refugio de azules fracasos inmeditadosde aquellos bohemios sin mecenas propio.Heredad que aún se convive y se dividesosteniendo el milagro del poema y el murmullo del piano.Digo, el milagro. Libertad 543.Meridiano devorador de enloquecidos sueñosAlgo.Julián CenteyaA continuación el tema musical Libertad 543, interpretado al piano por su autor, Juan José Ramos.(Continuará en el próximo número).

Rescatando recuerdos II.Reportaje a Oscar Catania (segunda parte)(La primera parte se publicó en el número anterior).

Revista Tango y Cultura Popular. Nº 65. 20-12-05
Por Héctor Ledo, en FM Alas, septiembre de 1999, en el programa Fainá, una porción de Buenos Aires.

O.C.: Libertad 543 era... y es, un lugar verdaderamente mítico. Una excelente porción de Buenos Aires. Ahí también tuve la fortuna de ser pionero, co-fundador. Está frente a Tribunales. Eran épocas, que yo vivía, de auténtica bohemia.A raíz de la separación de mi primer matrimonio, me encontré sólo, sin ningún compromiso y ¿ahora qué hago?, me pregunté. Y como tenía la vocación de pintar, opté por ello dedicándome por completo. Y, lo de costumbre..., el artista no se lleva bien con la parte económica y siempre faltaba 10 para el peso. A pesar de que podría haberme desempeñado bien económicamente, por mi trabajo. Pero elegí esta profesión de andar con lo justo.Yo iba a dibujar y pintar a Estímulo de Bellas Artes, en Maipú y Córdoba. Un Templo del Arte; un lugar magnífico.Entre los muchachos encontramos un edificio, en Libertad 543, que aún está. Son 5 pisos y arriba una cúpula, que estaba destinado a la picota. No se alquilaba más. Había sido en su época un edificio de prestigio, con una arquitectura digna de declararse monumento histórico. Pero mientras se resolvían algunos trámites y papeleríos para realizar la venta, algunos quedaban habitados hasta el segundo piso. Ya no funcionaba más el ascensor pues estaban clausurados los demás pisos. De manera que si uno tenía la suerte de poder meterse en una de las habitaciones, el alquiler era muy barato. Eran piezas de 4x4, destinadas exclusivamente para oficinas, seguramente porque el edificio estaba en frente de Tribunales, con un sólo baño en común en cada piso.

H.L.: O un conventillo...(risas)

O.C.: Pero ocurre que había un bastión difícil de abordar: la administradora de ese derruído edificio, la “señorita Colombres”. Se trataba de una mujer muy “entrada en años”, como se dice, más que delgada, flaca. Pero, con todo respeto, muy amargada, de clase alta, con un carácter pésimo. Me enteré que era amazona, lo que curiosamente ante mis ojos le otorgaba un halo de misterioso interés. Se negaba terminantemente a alquilar, aunque fuese en forma precaria, a toda persona que “oliese” a hippie o bohemio. Sólo hacía rarísimas excepciones a quienes le caían bien, pero siempre con saco y corbata. En posesión de ese dato, mi compañera (de porte naturalmente fino y distinguido) y yo nos disfrazamos de “gente normal”, con saco, corbata y todo...

H.L.: ...Un matrimonio formal...

O.C.: Sí... pues yo deseaba tener mi propio bulín-atelier. Corría el año 1968, si no recuerdo mal.El hecho es que (para no llevarla a la larga), logramos que nos alquilen como para oficina. Una vez logrado esto, chau, nos cambiamos de ropa y en forma clandestina puse mi cama (porque era yo solo el que iba a vivir allí) y todo lo necesario para comer y dormir. También instalé mi atelier de pintura, como ya habían hecho dos o tres artistas que me precedieron.Y uno de los que habían ocupado de este modo una “oficina”, era este Juan José Ramos, en el tercer piso. Inmediatamente me hice amigo de él, para siempre. Es una persona (ya fallecida) a la que le tengo mucha admiración, por su conducta. Un verdadero artista, un gran artista. Estuvo dos veces aquí en El Bolsón, en mi cabaña. También pintaba exquisitamente. Era hermano del famoso Dino Ramos, el que descubrió a Palito Ortega. Dino le decía a Juan José: “- Ché, pedazo de... “no sé qué”, ¡Dejáte de jorobar con esto de la música clásica! Vení a trabajar conmigo, que necesito jingles y otro tipo de música que te va a redituar mucho más...”. Pero no, él siguió con su cosa clásica.

H.L.: Y ahí apareció Centeya...

O.C.: Sí, él era amigo de Julián Centeya, a quien vi 2 ó 3 veces, nomás, pues yo no tenía amistad con él, no tuve esa suerte. Centeya se llamaba Amieto Vergiati, nacido en 1910. Escribió dos libros de poesía y letras de tango, como el famoso “La vi llegar” y “Claudinette”. Borges lo apreciaba mucho.En ese cuchitril de 4 x 4 (como el ritmo del tango) José Ramos tenía su piano de cola!.

H.L.: Todo para el piano...

O.C.: Síii... Era puro piano. Y comíamos los tallarines arriba de la cola, a modo de mesa... Una vida bohemia así. Yo lo veía y escuchaba cómo componía; era un embeleso. Después hacía arreglos para la orquesta Juan de Dios Filiberto, en el Gran Teatro Cervantes.Hay algo que no puedo dejar de mencionar: Como fruto de su persistencia, de su conducta, etc. se llegó a tocar una obra suya, en el Teatro Colón, dirigida por él. Aún conservo ese programa.

H.L.: ¿En qué año, más o menos?

O.C.: Y... Esto fue en la década del 60. Centeya; Dino Ramos; Carlos Di Fulvio y muchos artistas consagrados más solían venir al bulín de Ramos.A todo esto otros incipientes artistas (todos bohemios), músicos, pintores, actores, escritores, etc., utilizando el mismo ardid de “normales”, abordaban a “la Colombres”, con un poco de seducción, (pues también tenía su corazoncito). Así fueron copando el edificio. Cuando la vieja se dió cuenta, (con todo respeto, pues finalmente le teníamos simpatía) no tuvo más remedio que darse por vencida. Y como comprobó que la cosa andaba en realidad muy bien, ya que al menos sacaba una renta cada vez más jugosa, por algo que se consideraba perdido y estaba tomando cierto prestigio, ¿Vos podés creer que sorprendentemente dió vuelta la tortilla?. (risas)

H.L.: ... Y, claro, le resultó el negocio...

O.C.: No alquilaba a nadie que no fuese artista: se había comenzado a cotizar en alza este asunto.Y cada uno de nosotros, (y esto lo hacíamos naturalmente, no por una pose o por que quisiésemos cotizar el lugar, sino en forma natural, espontánea), sin ponernos de acuerdo fuimos decorando el edificio. Pintábamos nuestras puertas, los muros de la escalera caracol, colocábamos carteles y demás. Cada cual teníamos nuestras características de modo que poco a poco se fue convirtiendo en una verdadera Caja de Pandora. A medida en que subías las escaleras, único medio obligado, iban apareciendo estas decoraciones, piso por piso, lugar por lugar. Está así hasta el día de hoy.Bautizamos a este singular edificio: “EL CONVENTILLO DEL ARTE”.Con decirte que, como en San Telmo, los fines de semana venían turistas con un guía a recorrer los pisos.Yo había tomado el 5° piso. Por dos poderosas razones: porque era el más barato y casi nadie lo quería y porque el que deseaba hablar conmigo...

H.L.: Que suba las escaleras...

O.C.: Sí, tenía que ser por algo realmente interesante o importante para compartir. Era toda una travesía subir caminando esa larga y retorcida antigua escalera de mármol. Llegaban jadeando al 5° piso y me decían: “-Desgraciado, ¿Aquí te viniste a vivir?”

H.L.:, ¿Qué te parece si escuchamos otro de Centeya y José Ramos? “Mistongo”, ya que hablamos de bulín...MISTONGOContracara del lujo que encandilapobreza de los días que sucedenSimple farolería alimentando los pasos,el minuto, los días.Adorno chinesco en los bulines.El tarjetero aquél. Un biselado corazón de espejoy la estampa en colores de Gardel.Un quieto gato de yesoun florero con dalias de papella carpeta de felpael centro de mesay la cortina con un par de angelitosdesnudos de macramé.Un baile con terceto:guitarra flauta y bandoneón.La gorda de la sala que olía a sola míay el taciturno habitante de la pieza del fondoque daba a la pared del corralón.Mistonguería tierna y tímidaque define un estado de ánimo.Alguien aún te sostiene en la calleen la casa, en el colectivo,en todo lo que puede ocultarleal Buenos Aires querido.Julián CenteyaH.L.: ¿Cómo llamaban a este lugar?

O.C.: Lo bautizamos... “EL CONVENTILLO DEL ARTE”.

H.L.: Hablamos de Juan José Ramos, Julián Centeya y recuerdos que trajo Oscar Catania de Buenos Aires y otras épocas. Hablamos de un bulín, de un conventillo mítico, y de los comienzos de la coreografía moderna del tango. Un importante e interesante aporte que agradecemos profundamente. Lo invito a que continuemos con otros recuerdos, en la próxima audición.

O.C.: Gustosamente; vale la pena.





Milonga ¨Gricel¨ Bs.As.